No descubro nada si afirmo que algunas corrientes políticas, sobre todo de los regímenes dictatoriales, han acostumbrado a utilizar la historia para sus propios intereses. España no fue una
excepción y el método elegido fue asimilar el reino visigodo a una hipotética unión de la Hispania romana, que según la teoría es el origen del estado español.
excepción y el método elegido fue asimilar el reino visigodo a una hipotética unión de la Hispania romana, que según la teoría es el origen del estado español.
De todas maneras, aunque fue aceptado y sigue siendo aceptado por algunas facciones políticas de una forma natural, ese no sería un gran problema ya que estas teorías, como podremos ver con los datos históricos (sólo históricos) se desmontan sin mucho esfuerzo. El problema es que esta práctica es utilizada hoy en día sin vergüenza alguna, no sólo para justificar la unión del estado en la época bajomedieval o en la conquista de los reinos musulmanes, si no que ahora no se encuentra ningún problema para usar una época bien documentada como es la tardomedieval.
Pero vayamos por partes y veamos que dice la historia de los visigodos.
La llegada de los visigodos a Aquitània y a la Tarraconense.
No es necesario explicar que los pueblos germánicos cuando invaden el imperio romano, no tienen ninguna intención de liberar a los pueblos oprimidos. Entre otras cosas, como es habitual a los imperios, los ciudadanos romanos estaban muy orgullosos de pertenecer a Roma alguien puede pensar que los emperadores Trajano, Adriano, Teodosio o el mismo Séneca renegarían de ser romanos. Además salvo excepciones, el imperio trajo estabilidad y prosperidad a las provincias.
El pueblo visigodo no fue una excepción y cuando Alarico en el año 410 entra en Italia, lo hace con la intención de llegar a África, entonces granero del imperio. Alarico saqueó Roma y secuestró a Gala Placidia. Cuando murió, Ataúlfo le sucedió, y ante la imposibilidad de llegar en África dio media vuelta y se dirigió hacia la Galia, donde se estableció y se casó con Gala Placidia. Es el año 415 cuando se instala en Barcelona haciéndola capital del reino visigodo. Ese mismo año será asesinado y Valia le sucedió en el año 416.
Los conflictos con los romanos locales se multiplicaban por todas partes. Esta situación les obligó a federarse, esto suponía que los visigodos defenderían el territorio de las otras tribus germánicas que invadían el centro sur de la península, así se aceptó la presencia del visigodos.
Pero será el año 418, con el emperador Constancio III, cuando los visigodos consiguieron el mejor pacto. El emperador entregó a los visigodos las tierras de Aquitania, desde Tolosa al Atlántico, con la condición de que defiendan a los galo-romanos. El reino visigodo tenía por fin unos territorios propios y fijan su capital en Toulouse. Hasta el año 450 trabajaron como policía de los romanos, sofocando revueltas y alzamientos. La más importante la de los bagaudes -campesinos y ganaderos sublevados de la época romana, hartos de la presión fiscal- y los suevos que se aliaron y el 450 tomaron Zaragoza y Lleida. Con estas acciones se hacían fuertes tanto al sur de la Galia como en la Tarraconense. Cuando el imperio romano de occidente cayó, Eurico inició la ocupación de la antigua Tarraconense, ésta se hará por la fuerza con la oposición de los terratenientes locales. Tan fue así, que Zaragoza fue asediada y tomada con violencia, lo que comportará la decadencia tanto de esta ciudad como la de Tarraco.
Creación del reino visigodo.
Alarico II es el primer monarca visigodo que intentó instaurar las leyes godas en los territorios ocupados. Pero la separación entre las clases dirigentes y el pueblo era demasiado grande y hacía que a la práctica el romanos locales se sigan rigiendo por las leyes romanas. Este territorios eran la Septimania y la Tarraconense, nada que ver con la unificación hispana.
La presión del francos desde la Galia se hacía cada vez más fuerte y en el año 531, después de años de lucha en la Septimania, Amaleric la abandonará y se dirigirá a Barcelona. El general Teudis, jefe de las fuerzas visigodas en la Tarraconense, no verá con buenos ojos la debilidad del rey y después de prepararle una emboscada, le sucedió volviendo a la Galia para luchar con los francos.
Teudis trasladará la capital a Barcelona e implantará el régimen político godo que sustituyó al romano. Los magnates godos ocupan los puestos de poder sustituyendo a los prefectos romanos y aprovechando las mismas estructuras administrativas que tenía el imperio.
Esto dará paso a una separación total entre las clases dirigentes y el pueblo:
- El visigodos tenían el poder absoluto, los romanos autóctonos pasaban a ser el pueblo dirigido.
- Los visigodos procesaban el arrianismo, los romanos eran católicos.
Como se puede ver más de un siglo después los godos aun intentaban establecer su modelo en los territorios que ocupaban.
El mismo Teudis el que iniciará la expansión hacia el resto de las provincias romana donde se vio obligado a luchar con el Imperio Bizantino que ocupaba la Cartaginense. Teudis murió en estas luchas, después de eso las conspiraciones se sucedieron, 6 monarcas en 20 años. La política común de sus sucesores fue la proyección hacia la Bética, lo que hará que el reino visigodos se vaya trasladando hacia el centro de la península.
Época dorada del reina visigodo.
Leovigildo trasladó la capital a Toledo, acabando con lo que se llamó el Reino de Tolosa e iniciando el Reino de Toledo. Leovigildo gobernó con mano de hierro, un fuerte centralismo, confiscando los bienes de los magnates y rodeándose de sus adeptos. Conseguirá reducir a los suevos pero no conseguirá la unidad geográfica. Los territorios de Bizancio no serán conquistados hasta el 620 con el reinado de Suintila, curiosamente en plena decadencia del reino de Toledo.
Políticamente, dio carácter hereditario a la monarquía, que hasta ese momento era electiva, los nobles elegían lo que se llama "primus inter pares". También intentó acabar con la dualidad jurídica, implantando el "Codex Revisus". Pero esta política se tambaleó el año 573 cuando reparte su reino entre sus hijos Hermenegildo y Recaredo. El mismo Hermenegildo será el líder de un movimiento que con la excusa religiosa -se había casado con una católica- acogerá a toda la oposición a la política antinobiliaria y centralizadora. Leovigildo se verá obligado a enfrentarse con su hijo y después de años de luchas lo logró reducir y estabilizar provisionalmente la monarquía.
Recaredo se encontró un reino fuerte y centralizado y con una hacienda fuerte, pero el problema de la separación entre la clase gobernante y el pueblo continuaba. Aparte de que los pueblos locales, como ya hemos dicho, no eran germánicos y que a las familias que tenían el poder con los romanos, se les arrebatados sus privilegios por la fuerza. El principal escollo era la diferencia religiosa entre los visigodos y romanos. Leovigildo ya había intentado convertir a todo el pueblo al arrianismo pero fue imposible, la iglesia católica estaba perfectamente introducida y asentada. Recaredo consciente de esta situación optó por la política contraria y el III Concilio de Toledo se convirtió al catolicismo, era el año 589 y Recaredo lograba estabilizar la relación con el pueblo.
Derrumbe del reino de Toledo y llegada de los musulmanes.
Pero lo que se podría considerar la unión tan esperada tampoco fue así, su reinado -como lo fue el de su padre- estuvo llenos de revueltas, lideradas tanto por los nobles de la Bética como de la Tarraconense que no se resignaban a perder el poder. Todo esto se agravó con su muerte en 601, la deseada unión no duró más de una década. Los monarcas sucesores no supieron continuar con la tarea y las rebeliones se sucedían, esta vez desde la Septimania y la Tarraconense.
La revuelta de Froia -duque de la Tarraconense- en el 659, obligó a Rescenvinto a solicitar la ayuda de otros nobles y éstos le reclamaron el retorno de los privilegios y los bienes que les habían sido confiscados anteriormente. Las revueltas, sin embargo, se fueron sucediendo al año 672, el nuevo rey, Wamba, se vio obligado a utilizar todas las fuerzas militares de las que disponía para sofocar la revuelta iniciada esta vez por el conde de Nimes. Todo fue un espejismo, el reinado de Wamba sólo duró 8 años y a su muerte todo empeoró. El año 711, cuando los musulmanes llegaron a la península se encontraron con un reino dividido que se derrumbó con las primeras incursiones. En el mismo año Rodrigo, último rey visigodo murió, y con él gran parte de su ejército, en la batalla de Guadalete. En sólo tres años las fuerzas islámicas dominaban todo el centro sur de la península y habían tomado Toledo.
Opinión
En los cerca de 250 años que van desde la caída del imperio romano (476) hasta la ocupación de Toledo por los musulmanes (714), los visigodos nunca consiguieron estabilizar la península de una forma más o menos permanente como para considerar a su reino el origen de la España actual. Para conseguirlo se vieron obligados a refundir sus leyes con las leyes romanas, se vieron forzados a mantener luchas interminables contra sus propios nobles y ha renunciar a su religión. Pero la época dorada, cuando la unión se podría considerar más estable, sólo se mantuvo mientras dos de sus reyes -Leovigildo y Recaredo- tuvieron suficiente poder para hacerlo por la fuerza o lo que es lo mismo 30 años.
En los cerca de 250 años que van desde la caída del imperio romano (476) hasta la ocupación de Toledo por los musulmanes (714), los visigodos nunca consiguieron estabilizar la península de una forma más o menos permanente como para considerar a su reino el origen de la España actual. Para conseguirlo se vieron obligados a refundir sus leyes con las leyes romanas, se vieron forzados a mantener luchas interminables contra sus propios nobles y ha renunciar a su religión. Pero la época dorada, cuando la unión se podría considerar más estable, sólo se mantuvo mientras dos de sus reyes -Leovigildo y Recaredo- tuvieron suficiente poder para hacerlo por la fuerza o lo que es lo mismo 30 años.
Si esta ocupación de los pueblos germánicos se puede considerar con el embrión del estado español, también se podría hacer con la ocupación de los pueblos islámicos. Sólo el periodo de dominio del emirato-califato de Córdoba, se extendió desde el año 755 hasta el 1031. Durante este tiempo tampoco lograron dominar totalmente el territorio y sus luchas internas los llevaron a la división en los reinos de taifas. Su religión también fue una barrera para conseguir el dominio total de la península. Sin embargo su poder político, militar y económico fue muy superior al del pueblo visigodo.
El visigodos se encontraron un pueblo en plena decadencia, las estructuras romanes se hundían y la presión fiscal a que estaba sometida la población, hacía que se sublevasen contra una Roma, que estaba tan debilitada que necesitaba del germanos para controlar a su pueblo. Cuando cayó Roma la única oposición que encontraron fue la de ellos mismos.
Los musulmanes encontraron un reino visigodo en plenas luchas internas, y un pueblo que estaba tan agotado de la presencia visigoda que no les importo que los musulmanes sustituyesen a los visigodos. En palabras de José L. Corral sobre la toma de Zaragoza, "la ciudad capitulo sin oposición. La gente estaba cansada del dominio visigodo .... los musulmanes permitieron mantener la religión (recordemos que Leovigildo intentó convertir a todo el pueblo en arrianos), cobraban menos impuestos e impulsaron el comercio, la agricultura y la artesanía ". Sin embargo muy pronto tuvieron que luchar con una fuerte resistencia, mayoritariamente encabezada por los francos y tras ellos los magnates visigodos.
- El año 801 Carlomagno ocupó lo será la Marca Hispánica, origen de los condados de Girona, Ausona y Barcelona,
- El año 812 se firmará un tregua, entre Carlomagno el emir Al-Hakam I, que fija las fronteras en la zona oeste de los Pirineos. Las tierras de los valles pirenaicos, las de Pamplona y parte de las montañas que siguen el curso del Ebro, quedarán bajo protección franca. Son el origen del Reino de Pamplona y el Condado de Aragón que luego se transformará con el Reino de Aragón.
- El otro reducto de resistencia fueron los valles de Asturias y Cantabria. Los astures y los cántabros lucharon contra los musulmanes en la batalla de Covadonga, de la misma manera que habían luchado contra los romanos o los visigodos. Gran parte de esta batalla ha quedado mezclada con la leyenda: el principal personaje fue Don Pelayo, no está muy claro si es el descendiente de un noble visigodo exiliado por el rey Witiza o si era un dirigente astur. Para los ganadores fue el origen del reino astur-leones y el inicio de la reconquista, para los musulmanes según la crónica de al-Maqqari un pérdida de tiempo, según él, se retiraron de la batalla por que no tenían nada que ganar, literalmente dice "allí sólo había 30 asnos salvajes, ¿qué daño nos podían hacer".
Bajo mi opinión, ni el reino visigodo ni el reino musulmán pueden ser considerados el origen del estado español, sino una parte más de la historia de los pueblos que habitaron en la península. Desde un punto de vista racional, una unión conseguida militarmente no se puede considerar el nacimiento de una nación, eso justificaría cualquier invasión y no creo que los que defienden la unión visigoda, se pudieran considerar franceses cuando las tropas napoleónicas invadieron España.
Los orígenes del reino de Castilla, Aragón y del Condado de Barcelona, que dominarán siglos después la península, no tienen más puntos en común que tanto Aragón como Barcelona son la consecuencia de territorios ocupados por los francos con el objetivo de crear las fronteras que se interpongan entre sus territorios y los musulmanes. Además los intereses de las tres potencias serán propios y las enfrentarán en muchas ocasiones, pero eso es otra historia.
Bibliografía
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- REYNAL, Rosa, Visigots i musulmans (segles V-XII) Barcanova 1995.
- CAEROLS, José Joaquín. El encuentro entre godos e hispanorromanos (un análisis filológico), Roma, 2001, pp. 199–238. Encuentro, 2002.
- GONZÁLEZ, A. y GARCÍA MORENO, L. Los visigodos. Historia y civilización, Murcia, 1986.
- THOMPSON, E. A. Los godos en España, Madrid, 1971.
- ORLANDIS, José. Historia del reino visigodo español, Madrid, 2003.
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